Aunque la salud bucal es imprescindible para el bienestar de una persona, los servicios odontológicos no han figurado nunca entre las prioridades del grueso de la población, advierten dentistas que señalan que la gente sólo recurre a ellos hasta que siente dolor.
Uno de ellos es por ejemplo que las caries no sólo son producto del abuso en el azúcar, sino que la bacteria que favorece su aparición, streptococcus mutans, se transmite a través de la saliva.
El año pasado, se realizaron acciones curativas que se hubieran podido evitar si las personas a las que les fueron practicadas hubieran seguido medidas tan simples como cepillarse los dientes adecuadamente.
Pocos tienen la costumbre de visitar al dentista, por lo que, para corregir esa tendencia, los padres deben inculcar el sentido de la prevención en sus hijos desde que éstos son niños.
“Por lo general, la gente acude cuando ya hay dolor presente”, sostiene. “Incluso puede haber fracturas de piezas, pero si no hay dolor no acuden. No hay mucha cultura preventiva. Eso nos limita más el tratamiento porque en ocasiones hay que premedicar antes y el paciente piensa que es una negativa al servicio”.
El cuidado bucal con el que se prevendrá la aparición de futuros problemas, es la combinación entre una correcta técnica de cepillado y el uso de hilo dental para eliminar los restos alimenticios que pueden quedarse en los espacios interdentales.
“El cepillado dental es básico. Ahorita se recomienda cinco veces al día: en el ayuno, después de desayunar, después de comer, después de cenar y antes de irse a dormir. Es un hábito, nada más.