Aunque tus caries y la mala limpieza ocuparán tu mente mientras tu dentista está haciendo lo suyo en tu boca, él podría estar descubriendo más cosas de ti, que nadie más sabe.
Aunque no lo creas, la boca es la ventana del cuerpo. Muchas enfermedades, la anemia y la diabetes pueden identificarse a través de un chequeo bucal… y a veces hasta puede salvar vidas.
Si usaste hilo dental… y si fue la única vez en que lo hiciste: No puedes engañar a tu dentista y decirle que usas hilo dental todos los días. Las encías de aquellas personas que usaron hilo dental antes de un chequeo están lastimadas o hasta sangran, mientras que unas encías saludables están apretadas y rosas.
Si te muerdes las uñas: Sin ver tus manos, tu dentista puede detectar este mal hábito. Las señales incluyen astillas y grietas en los dientes, así como desgaste de la tensión constante en ellos. Morderte las uñas podría hacer que los dientes salgan chuecos o haya incomodidad en la mandíbula. Y esto no lo ocasiona el contacto entre diente y uña, sino el que ocurre entre los dientes inferiores y superiores.
Si te chupabas el dedo: El chuparse los dedos por un rato no tiene ningún efecto secundario a largo plazo, pero si los niños lo hacían después de los 7 u 8, habrán cambios en su mordida y la posición de sus dientes. Todo esto puede ser corregido fácilmente, pero son señales que sólo un dentista puede notar.
Si estás bien de salud (o no): El mal aliento general puede ser categorizado como halitosis. Pero los dentistas también saben identificar el olor frutal y de pescado. El olor frutal puede indicar una diabetes.
Si tienes un desorden alimenticio: Por ejemplo, la bulimia tiene un patrón muy particular del desgaste de los dientes que fácilmente puede ser identificado por un dentista. La erosión hecha por el ácido también puede indicar reflujo o el uso de antidepresivos.