Demasiados niños sacian su sed con bebidas que no son agua

En la última década han visto como las extracciones dentarias en niños menores de 5 años han aumentado un 24%.

Una de las causas principales es la alimentación de los pequeños, y dentro de la alimentación, las bebidas que consumen. Los datos son demoledores y preocupantes: solo una de cada cuatro bebidas consumidas por los niños de 5 a 9 años es agua.

Y dos de cada tres son perjudiciales

Eso quiere decir que los niños beben muy poca agua, y es preocupante porque cuando no beben agua, lo que beben es muy cariogénico.

Además, de todo lo que llegan a beber los niños son bebidas con gas, que pueden ser dañinas incluso cuando no lleven azúcar, porque muchas cuentan con compuestos como el ácido fosfórico, ácido cítrico y ácido tartárico, que afectan al esmalte de los dientes, favoreciendo su erosión.

Los padres beben cada vez más agua

Al parecer, la tendencia en los adultos es que beban cada vez más agua, buscando una serie de hábitos más saludables a medida que se concientizan de que la mejor bebida para hidratarnos es el agua. Sin embargo, en los niños, la tendencia es la contraria. Por aquello de asegurarse de que comen algo, de que están bien nutridos, muchos niños se llevan zumos a la escuela (son poco saludables), meriendan batidos con cacao y similares, y muchos tienen unos dientes que dan miedo.

Nutricionistas lo explican así:

Se recomienda que los adultos y los niños cambien las bebidas azucaradas por alternativas más saludables, como el agua. También es buena para el funcionamiento normal del cuerpo, es libre de azúcar de manera natural y por lo tanto una de las mejores opciones para los dientes de nuestros hijos.

«Que solo beban agua»

Pues bien, el primer consejo a seguir: «Que solo beban agua». Para llegar a él, nada como dejar de comprar aquello que no quieren que sus hijos beban: ni jugos, ni malteadas, ni refrescos, ni bebidas isotónicas (Gatorade), ni tés azucarados (niños que beben Nestea para comer), etc. Obviamente, tampoco hacer zumos en casa. Son seguramente más saludables que los que podamos comprar en el supermercado, pero son igualmente ricos en azúcares (por el azúcar presente en las frutas que usamos para hacer el zumo) y se consumen mucho más rápido que si habláramos de piezas de fruta sueltas (y en consecuencia, engordan más).

Así que, tanto para evitar el riesgo de obesidad como para salvaguardar la salud bucodental de los niños, que sobre todo beban agua.


Fuente: Bebes y Mas

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