La frase «si hubiera» resuena con fuerza en mi mente, evocando recuerdos de mi infancia. Recuerdo esos días en los que mi madre me arrastraba prácticamente al consultorio dental; si en ese entonces hubiera comprendido la importancia de la salud bucal, mi historia podría haber sido diferente.
Al decidir convertirme en dentista, fantaseaba con cómo sería mi vida profesional y personal, cómo proyectaría mi imagen y cómo impactaría en la vida de mis pacientes.
Desde el primer año de estudios, tomé conciencia de la importancia de la salud dental y me comprometí a cultivarla. Estaba siempre atenta a cualquier cambio, luchando contra la caries y otras enfermedades dentales, así como contra sus implicaciones estéticas. Además, enfrentaba la carga emocional de erradicar la historia familiar de pérdida dental y el uso de dentaduras.
A lo largo de los años, he cuidado meticulosamente mi propia salud dental. Mi trayectoria incluye desde la eliminación de caries hasta la restauración de tratamientos antiguos, pasando por la corrección de dientes torcidos con ortodoncia, extracciones controladas y cirugías de terceros molares, hasta endodoncias y coronas estéticas. La historia de mi odontología personal es realmente asombrosa.
Sin embargo, el cambio en el estado de mi salud dental hace unos seis meses fue impactante. Comencé a experimentar dolores inexplicables que no se relacionaban con caries, enfermedades de las encías ni problemas de salud general. A pesar de haber recibido rehabilitación dental hace poco y seguir todos los cuidados conocidos, el dolor oscureció mis días.
La situación empeoró cuando un molar empezó a moverse, evocando recuerdos de mi infancia cuando perdía mis dientes de leche. Pasé por un período de negación, incapaz de aceptar lo que estaba sucediendo. Finalmente, consulté a un colega, enfrentando la devastadora noticia de que mi cuerpo estaba rechazando un molar relativamente sano.
La explicación de «mala suerte» no satisfizo a la autora. ¿Cómo podía perder un diente que había cuidado tan diligentemente? La opción de salvarlo con un tratamiento tenía un éxito mínimo, por lo que la extracción fue inevitable.
La explicación de «mala suerte» no me satisfizo. ¿Cómo podía perder un diente que había cuidado tan diligentemente? La opción de salvarlo con un tratamiento tenía un éxito mínimo, por lo que la extracción fue inevitable. La decisión fue un duro golpe para mi ego como dentista y como persona, pero no podía arriesgarme a prolongar el dolor y la infección.
Esta experiencia me ha llevado a reflexionar profundamente sobre la importancia de la salud dental y cómo transmitirla a mis pacientes. A menudo les digo a los padres y a los niños que los dientes son más valiosos que el oro, pero muchos no internalizan esta lección. Los dientes pueden perderse por diversas razones, incluso si parecen sanos. Es crucial comenzar a inculcar hábitos de cuidado dental desde la infancia para evitar sufrir las consecuencias en el futuro.
En estos momentos, las palabras «si hubiera» suenan vacías. Lo que importa es la acción presente y la conciencia del mañana. Si no actuamos ahora, mañana será demasiado tarde.
Este blog personal es un poderoso recordatorio de la importancia de la salud dental. Nos invita a reflexionar sobre nuestros propios hábitos de cuidado bucal y a tomar medidas para proteger nuestra salud dental a largo plazo.
Cuando su Odontopediatra dice "Lesión Pulpar" Comprender la importancia de la salud dental de sus…
Es cierto que todos los niños son adictos a los dulces pero ¿quién no lo…
La caries dental es una enfermedad mediada por biofilm, modulada por la dieta, multifactorial, NO…
El impacto positivo de la maternidad en las habilidades profesionales. En 2014, Microsoft le preguntó…
Las mujeres deben tener un cuidado especial tanto de los dientes y de las encías…
Todos los padres desean que sus hijos crezcan sanos y fuertes, y que lleguen a…
Esta web usa cookies.
Leer más...